Laura Boldrini, presidenta de la Cámara de Diputados de Italia, vota en el referéndum del domingo. EFE
Matteo Renzi sigue en racha, pero con asterisco. Sigue en racha porque el referéndum celebrado el domingo para revisar la explotación de las 42 plataformas petrolíferas situadas en el mar territorial de Italia no registró el quorum exigido —el 50% más uno del censo—, y por tanto ganó la opción del primer ministro, que pidió la abstención para que las perforaciones sigan produciéndose “y más de 11.000 trabajadores no pierdan su empleo”. Pero es una victoria con asterisco por cuanto, de los 15 millones de los italianos que sí acudieron a las urnas (el 31% del censo), 13 millones votaron en contra de las extracciones de gas y petróleo. Se trata, en consecuencia, de un toque de atención a Renzi, quien a final de año se jugará en otro referéndum la aprobación definitiva de la reforma constitucional, verdadero buque insignia de su mandato.
Tras conocer la ausencia de quorum —salvo en Basilicata, donde sí votó más del 50%—, el primer ministro y líder del Partido Democrático (PD) se apuntó el tanto y arremetió contra los dirigentes regionales, algunos también del PD, que se habían mostrado a favor de detener las perforaciones. “Los derrotados no son los ciudadanos que han ido a votar, porque quien vota no pierde nunca”, aseguró Renzi, “sino que los derrotados son los pocos, poquísimos, consejeros regionales y algún presidente de alguna región que ha querido organizar un referéndum para sus propios beneficios políticos”. La declaración se considera un ataque claro a Michele Emiliano, exmagistrado y exalcalde de Bari, quien actualmente preside la región de Puglia y se muestra muy crítico con las políticas de Renzi.
Pese a la euforia mostrada por Renzi, Michele Emiliano no es ni mucho menos el único cargo regional del centroizquierda que muestra sus recelos con las políticas de Renzi. De hecho, de los nueve consejos regionales que promovieron el referéndum, siete están controlados por el PD, y en uno de ellos, Basilicata, sí votó el domingo más del 50% del electorado, movilizado tras el escándalo del presunto tráfico de influencias que se cobró recientemente la dimisión de la ministra de Desarrollo Económico, Federica Guidi, acusada de legislar a favor de su novio, un empresario con intereses, precisamente, en el sector petrolífero.
Por tanto, tras el referéndum del domingo, las explotaciones petrolíferas situadas a 12 millas (unos 22 kilómetros) de la costa italiana seguirán funcionando como hasta ahora —y de ahí que Renzi brindara públicamente por los trabajadores de las plataformas—, pero no cabe duda de que el líder del PD tendrá que tomar buena nota. No hay que olvidar que la fuerza política de Renzi —quien no fue votado para primer ministro, sino que arrebató el cargo a su compañero Enrico Letta— procede en buena parte de los excelentes resultados obtenidos por el PD en las elecciones europeas de la primavera de 2014. Con el 40,8% de los votos, no solo obtuvo el récord absoluto en la historia del centroizquierda italiano, sino que entonces le sirvió para frenar en seco el avance del Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo.
Pero, aunque la baraka sigue sonriéndole, desde entonces han pasado ya dos años y los votantes que el domingo se mostraron contrarios a sus tesis son más de 13 millones, esto es, dos millones más de los que le dieron su voto en las europeas de 2014. Un dato a tener en cuenta. Sobre todo porque, el próximo mes de junio, Italia va a las urnas para renovar un buen puñado de alcaldías (entre ellas la de Roma, que sigue estando bajo la intervención de un comisario especial tras los escándalos de corrupción y supuestos amaños con la mafia), y antes de final de año tendrá que ser convocado el referéndum sobre la reforma constitucional.
FUENTE: ( http://internacional.elpais.com)
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