viernes, 17 de abril de 2015

ITALIANOS LLEGAN A LA ARGENTINA



Pequeños grupos de italianos comenzaron a emigrar a Argentina ya en la segunda mitad del siglo XVII.11 Sin embargo, el flujo de la inmigración italiana a la Argentina se convirtió en un fenómeno de masas en los años 1870 a 1920 durante la gran ola de inmigración europea, con un pico entre los años 1900 y 1914, cuando alrededor del 50% del total de los llegados al país eran italianos.20 Este flujo migratorio se mantuvo relativamente constante, con altibajos, hasta la década de 1960.

La mayoría de los italianos que se mudaron hacia Argentina inicialmente fueron campesinos norteños, originarios de regiones como Piamonte, Liguria, Véneto, Friuli y Lombardía. Ellos se establecieron en regiones bastante pobladas del país como las provincias de Santa Fe, Córdoba, y Mendoza), adonde encontraban posibilidades laborales genuinas. La capital del Chaco, Resistencia fue el destino de muchos italianos después de 1878.22 Ya entrado el siglo XX, debido a la industrialización en el norte, la mayor parte de los llegados eran del sur italiano, sobre todo Campania, Calabria y Sicilia.10 Esto se debió por los problemas estructurales de la región y porque eran expulsados por las condiciones de pobreza.15

Las comunidades más grandes se establecieron en la provincia y especialmente en la ciudad de Buenos Aires, además en Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa, Tucumán y Santiago del Estero.8 Otros sucesivamente llegaron a los países vecinos Uruguay y Brasil.



Fotografía de Frank George Carpenter.

Los inmigrantes eran principalmente de sexo masculino, de entre 14 y 50 años de edad, y más del 50% de ellos sabían leer y escribir. En términos de ocupaciones, el 78,7% de la población activa eran trabajadores agrícolas o trabajadores no cualificados, 10,7% artesanos, mientras que sólo el 3,7% trabajaba en el comercio o como profesionales.20

En 1895 los ciudadanos italianos eran el 12.5% de la población argentina, pero en 1960 se habían reducido a casi el 5% del total y en 2008 eran 659.655.8 11 En 1914, solo la ciudad de Buenos Aires contaba con más de 300.000 habitantes nacidos en Italia, representando el 25% de la población total.20 El fotógrafo estadounidense Frank George Carpenter incluye esta cita en la descripción de una de sus fotografías:


Buenos Aires es, con mucho, la ciudad más grande de habla española del mundo; que es más de tres veces el tamaño de Madrid, la ciudad más grande de España. Aún así, la mayor parte de sus habitantes son extranjeros. No más de una quinta parte de ellos han nacido en el país. Hay más italianos que los argentinos nativos en Buenos Aires.

El gobierno de Italia promovía que sus ciudadanos participacen en los programas migratorios argentinos. El estado realizaba y entregaba publicaciones a los emigrantes para estimular el viaje e informarlos sobre el país de su llegada. Por ejemplo, "El Manual del Inmigrante Italiano", publicado en 1913, tenía consejos y advertencias sobre la Argentina. Bajo el subtítulo "Un consejo y una doble exigencia", se recomiendaba a los inmigrantes:


¿Sabe quién hará conquistar a Italia el lugar que hoy no tiene entre las naciones que importan bienes a la Argentina? Usted, o mejor dicho: deberá ser usted y, con usted, sus compañeros. Entendámonos bien. Yo no me refiero aquí a los artículos de producción local, que están fuera de toda discusión. Me refiero a los artículos importados. Usted debe favorecer las importaciones de origen italiano; comprar solamente, cuando sea posible, nuestros artículos. La nacionalidad del negociante no cuenta para nada o cuenta bastante poco. Podrán ser ingleses, argentinos, españoles, etc. los que vendan quesos, aceite, conservas, algodón o telas italianas, como también podrán ser, y lo son, los comerciantes italianos que venden aceite español, telas y sombreros ingleses, quesos suizos y franceses, etc. Usted debe exigir al comerciante que lo surte productos importados de Italia. Y si, por la mejor calidad, debiera pagar un poquito más, no importa: valga el dicho 'quien más gasta, menos gasta'. Dígalo francamente, resueltamente: 'Yo quiero artículo de proveniencia italiana'. (...) Si así hicieran todos los súbditos de cualquier país, el artículo italiano bajaría de precio y, mientras favorece a su patria, se favorece usted mismo. Se puede mostrar el patriotismo no sólo con el valor en el campo de batalla. En la vida diaria, en la vida en paz, se demuestra de mil maneras hacia el propio país, cada uno en la medida y posibilidades de su propia fuerza.

También en el manual se hacía referencia a la estafa denominada El cuento del tío.

En 1980 los descendientes directos de italianos eran casi el 52% de los argentinos,11 porcentaje que subía a casi el 70% si se agregaban los argentinos con lejana ascendencia italiana. Hacia 2004, unos 15.880.000 argentinos decían tener orígenes italianos cuando la población del país era de 34,5 millones habitantes, lo que significa que conformaban el 46% de la población argentina. Ese mismo año unos 547.786 argentinos tenían ciudadanía italiana. Estos datos colocaron al país como el segundo de mayor cantidad de italianos y descendientes en el continente americano, detrás de Brasil, con cifras similares a países europeos como Francia y Suiza.


FUENTE: ( http://es.wikipedia.org)

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